
Un equipo, un sueño, una creencia, un estilo de vida. Así ven a Mythology los músicos que la integran. ¿Quién va a culparlos? Chile es un país en el que cuesta soñar y ellos, con los mismos esquivos medios que han sepultado al olvido a muchos otros conjuntos, están abriéndose camino firmemente. Aún sí, ya nadie les viene con cuentos de hadas ni promesas vanas. El quinteto se apoya en la experiencia de los ex integrantes de la banda progresiva Polimetro, el guitarrista Carlos Esquivel y su hermano Patricio, batero, los que encontraron nueva sangre y energía en el cantante Freddy Cortez, las teclas de Aníbal González, en los fraseos de Nicolás Munizaga y en el bajista Carlos Cid.
Mythology es la nueva banda chilena que mezcla experiencia y juventud, ojos maduros y mentes ansiosas para un proyecto serio, profesional y dedicado. Hacer buen Heavy Metal, darse a conocer fuertemente por la música y rescatar nuestra cultura, tradiciones y pueblos a través de las letras e imagen, es la proposición de este conjunto que lleva un par de años de vida, pero que tiene mucha historia detrás de su nombre. Mythology es el último paso de un proceso que ha llevado a los hermanos Esquivel a recorrer este «camino difícil de andar, pero lleno de sueños y magia» por más de una década. Y en esta trayectoria se refleja una historia de constancia, trabajo, grandes éxitos, pero también tropiezos y decepciones, como un testimonio vivo y humanizado de cuan adverso es el panorama para los músicos chilenos.
No hay forma de referirse a Mythology sin hacer un repaso a la carrera de los hermanos Esquivel, desde la banda que hicieron con amigos de barrio a finales de los ochenta y cómo esta se transformó con los años en uno de los episodios más importantes del Heavy Metal de los noventa hasta la llegada del 2000. Quienes conocen a Polimetro, o Metropolis, saben con qué fuerza su único álbum se está transformando poco a poco en un clásico, como también el golpe de la sorpresiva, amarga separación del grupo, tema nunca aclarado del todo hasta ahora, en momentos que parecían abrirse en el mercado tal como Criminal y Dorso.
PowerMetal.cl siempre ha tratado de destacar a Mythology por su música sin compararlo con el pasado de sus miembros; en esta oportunidad tampoco se hará, pero hablar sólo de Mythology sería contar una historia a medias sin perspectiva ni contextualización. La banda de este mes no se formó de la nada, «todo efecto tiene su causa«. Pero el propósito, en cuanto a Polimetro, no es abrir una discusión, sino terminarla: qué pasó, cómo y por qué.
«El Heavy Metal tiene arraigado todos los sentimientos que la música pueda expresar…» Suena fuerte como una verdad que raja velos y rompe piedras, Pero la frase no fue dicha ni por Steve Harris, Glenn Tipton, Kai Hansen, Joey DeMaio ni André Matos, no. Fue precisamente Carlos Esquivel, protagonista de esta historia…

LA FUSIÓN DE LOS HERMANOS EN FIXION
Carlos Esquivel empezó a tocar la guitarra en la segunda mitad de los ochenta con Mascada, la primera formación seria a la que perteneció. Antes, había participado en grupos tributo a bandas de rock en español como Soda Stereo y Los Prisioneros. En Mascada, como recuerda Carlos, donde hacían «Heavy Metal tipo Poison«, tocó e hizo contactos con músicos importantes de la escena, como el hoy bajista de Saiko, Jorge «Coyote» Martínez, ex Bismarck, Centurión y Rímel, entre otras. El grupo pasó por su mejor momento en 1989, cuando tuvieron la oportunidad de grabar algunos temas que fueron pasados en la radio.
Como Pato vio a su hermano en una banda, no quiso quedar atrás y junto con dos amigos de barrio, formó la banda Fixion. Inexpertos totales, en un principio tuvieron que transformarse en los roodies de Mascada para poder tocar siquiera una canción. Iván Rubio, el bajista de Fixion y ahora, compositor para el nuevo programa de Mega, Operación Triunfo, recuerda: «Eramos tres niños que hacíamos música por verlos a ellos (…) Nosotros cargábamos sus equipos para que en los ensayos nos prestaran los instrumentos y poder tocar una, ¡sólo una!, con bajo volumen después que ellos habían dejado la cagada. ¡Y la única que nos sabíamos era Humo Sobre el Agua (Smoke On The Water)! Más encima nos arrendaban la batería por 500 pesos«.
Resultó que un día, Pato, Iván y Nelson, el guitarrista, fueron a ver grabar a Mascada. «Eran bacanes, los artistas, rock super stars -comenta Iván- pero nos dimos cuenta que la cosa no era tan difícil». Así, en dos fines de semana Fixion escribió tres canciones, una cada integrante y «las grabamos más rápido que Mascada«. Se entusiasmaron tanto con el chispazo de creatividad, que Iván gastó sus ahorros para comprar una batería para Pato.
Fixion creció. En cambio, Mascada decayó y, por diferencias personales, dejó de existir, lo que para nada significó el fin de Carlos en la música. Esta disolución fue el hecho que dio comienzo a un proceso que sigue hasta el día de hoy: los hermanos Esquivel juntos en una banda. Carlos llegó a Fixion con un cantante de origen sueco, Joe Canner. Ahí fue cuando la banda logró tener algo interesante que mostrar en un tiempo que en Chile el Heavy Metal estaba rezagado y dominaba el Thrash. El problema no era la moda del estilo, sino su calidad: «La gente que hacía (thrash) metal era muy mediocre -dice Iván-. Tomaban la guitarra, agachaban la cabeza y eso era todo (…) Era triste«. Fixion trató de marcar la diferencia con una propuesta distinta, con una preocupación especial en la imagen y en el show, así como en el sonido influenciado por un Heavy Metal clásico tipo Malmsteen y Rainbow.

Tan pronto como el nuevo Fixion empezó a caminar, Joe se devolvió a Suecia y llegó a la banda una persona que sería fundamental en la carrera de los Esquivel e importante más tarde en la escena chilena: el vocalista Ricardo Susarte. El grupo hizo presentaciones en lugares vetados para el metal en ese tiempo, las discotheques Dangerous y Broadway. Grabaron el demo Leyenda en 1992, con Kike Yorio, quien acompañaría desde ahora en adelante a los Esquivel en cada trabajo. Uno de sus temas, Juntos, apareció al año siguiente en el compilado «Con el Corazón Aquí» de la Asociación de Trabajadores del Rock (ATR), organización fundada por el guitarrista de Los Prisioneros, Claudio Narea, y fueron parte de un festival en el Court Central del Estado Nacional ante 12 mil personas. Hasta editaron un video clip de la balada Amor Eterno, grabado en las afueras de la disco Excalibur. La canción salió por un tiempo en el nuevo canal de televisión Rock&Pop.
Todo iba bien en Fixion hasta que una decisión, que parecía la indicada, resultó fatal: hacer una gira a Perú. La idea de Iván, quien era el que más se preocupaba del manejo, aunque ya contaban con un manager, Aldo Robledo, era hacer conocida a la banda afuera del país y abrir perspectivas en otros mercados. Sabían que la música que hacían no resultaba en Chile, sobre todo en ese momento. El Heavy Metal era un grupo minoritario dentro del movimiento metalero de principios de los noventa. Con muchas ganas encararon el desafío, pero terminó siendo un desastre que se filtró al ánimo de los integrantes, especialmente el de Iván. Las condiciones y comodidades eran pésimas y no les fue como lo tenían planeado. Para colmo, Carlos se enfermó gravemente. Iván hasta tuvo que vender sus pantalones de cuero para comprar los remedios. «Partimos con ni uno y llegamos endeudados«. La experiencia fue horrible.
Tal decisión, según Iván, fue adelantada, el grupo parecía irse por otros caminos y optó por apartarse de Fixion. «Me da tristeza que haya terminado por algo que no somos nosotros. Creo que fue una mala elección tener un manager (Aldo Robledo) porque éramos muchos más felices cuando estábamos solos. Lo veíamos como una familia, no como negocio«.
AÑOS BAJO LAS SOMBRAS
Hasta acá llegó Fixion… siguieron con otro nombre. Para tomar el puesto dejado por Iván, se integró Mauricio Espinoza y el tecladista César Anguita, por Juan Aránguiz. Esta formación sería la que daría forma a Metropolis, nombre que «nos sonaba bien del álbum (Images And Words) de Dream Theater«, reconoce hoy Carlos.
Con un nuevo nombre pero ya con sus años de participación en la escena, Metropolis trató hacer lo que le había faltado a Fixion: un disco debut. En 1995, Robledo contactó al guitarrista y vocalista de Feedback, Nestor Leal Ponce, interesado en producir un álbum para el conjunto. El quinteto y Leal se juntaron y empezaron a grabar el trabajo de diez temas que sería llamado como el grupo, Metropolis. Lamentablemente, los propósitos de Leal no coincidieron con los de la banda. Mientras los últimos esperaban que el larga duración fuera editado por un sello y lanzado a la venta, Leal pensaba distribuirlo de manera personal, y eso no quedó aclarado hasta cuando la grabación, las mezclas y la posproducción habían finalizado.
El álbum no circuló comercialmente, sólo en cassette a nivel underground. Fue un disco, con todas sus letras, que no se vendió en la práctica. Para Carlos, Leal no cumplió con su compromiso de sacarlo a la venta, por lo que se desligaron del productor para trabajar de manera independiente. Después de esta fallida experiencia fue cuando se deshicieron del sonido que caracterizaba a para evolucionar hacia uno progresivo. Con este estilo se harían conocidos.
En 1997 autoprodujeron el primer Ep de Metropolis, Bajos las Sombras. Este contenía tres pistas: una introducción, Necropolis, y los temas Episodios y Finjo Ser Fuerte. El grupo mandó las canciones a medios musicales, las que tuvieron una gran acogida en la Radio Concierto, donde Episodios sonó varias veces en la rotación de la emisora.
Entusiasmados por la buena recepción, al año siguiente sacaron otro EP promocional, esta vez llamado Fábulas de Horror, con Fábulas y la helloweenera Luz y Sombra. El destape les valió en 1999 para ser invitados a abrir los conciertos de Stratovarius, el 18 de marzo, y los brasileños de Angra, el 17 de abril, ante una gran cantidad de público que ya estaba familiarizada con la banda. Metropolis se hacía un nombre importante en la escena.
El ’99 se caracterizó además por una noticia buena, muy buena, y otra mala. Cuando compartieron escenario con Angra, se les acercó el dueño del sello chileno Musicland, Eduardo Balazs, quien les propuso trabajar juntos en el futuro. Esta conversación informal se tradujo, unos meses más tarde, en un acuerdo para grabar un disco, pero no un contrato, según el bajista Mauricio Espinoza aclara. «Con Musicland nunca se firmó contrato y nunca se pagó un peso a la banda«. «Lo firmo al tiro -dice Pato por su parte: nosotros no hemos ganado ni un puto peso en este país por hacer todas las canciones que hemos hecho«.
La mala fue que no podrían seguir ocupando el nombre Metropolis ya que otro grupo, llamado igual, lo había registrado. Sin más remedio que cambiarse, a Pato se le ocurrió hacer un juego de palabras. El conjunto pasó a llamarse Polimetro, una herramienta que sirve para medir los voltios, amperios y la resistencia de un circuito eléctrico.
Esto sucedió justo cuando grababan el álbum, entre noviembre del ’99 y febrero de 2000, con la producción de Andrés Godoy, quien los Esquivel conocían desde la época del compilado de la ATR, y Kike Yorio. No esperaron prácticamente nada tras el acuerdo, de inmediato se pusieron a trabajar en el álbum. Metropolis sería el nombre del primer -y único- disco de Polimetro.
SIMPLEMENTE METROPOLIS
En el primer semestre del 2000 salió a la venta Metropolis. El disco trataba de doce pistas, incluyendo las cuatro, regrabadas, que aparecían en Bajo las Sombras y Fábulas de Horror. Entre las nuevas estaban Laberintos, Dioses Negros, Guerras Eternas, etc. También se encontraba una canción dedicada a Sola Sierra, Sola. El homenaje no se trató para nada de una declaración política de Polimetro, sino de una balada preciosa en música y conmovedora en contenido.
No es insensato decir que Metropolis fue un disco esperado y que provocó expectativas previas. De lo contrario no podría haberse explicado su sorprendente recibimiento. Musicland distribuyó el álbum desde Arica a Punta Arenas, revistas especializadas y sitios en Internet le dieron cobertura, incluso desde el extranjero. Se destacaba la solidez, madurez, riqueza técnica y compositiva del quinteto, calificándolos como una de las promesas no solo del metal, sino del rock progresivo en Chile y Sudamérica. Aunque la comparación con Dream Theater era muy recurrente, afuera se dijo que las letras en castellano y sus melodías atractivas se volvieron en puntos a favor que le otorgaban identidad.
En mayo del 2000 fue el concierto de lanzamiento del álbum, en el Teatro Monumental, con un invitado muy especial: André Matos de Angra, quien llegaba al país por segunda vez en el lapso de un año, esta vez para participar en unas cuantas canciones con los chilenos.
Tiempo después vino el primer cambio de integrante desde que la banda se había transformado en Metropolis. Por falta de compromiso, según Mauro, le pidieron a César Anguita que dejara el grupo. El tecladista Manuel Soto ingresó para continuar el trabajo.
La otra presentación importante de Polimetro ese año fue la que hicieron como teloneros en el concierto de Symphony X en el Providencia, el 19 de noviembre, la primera de este tipo desde la salida de Metropolis. Pocas veces había tenido tanta importancia el número de una banda nacional, no tanto por la participación y momento del grupo, sino por una especie de polémica que causó la entrevista de Patricio Esquivel en el programa del líder de Criminal, Anton Reisseneger, Carne Molida, cuando dijo que la gente «pagará cinco lucas por ver a Polimetro y cinco lucas por Symphony X«. Se les acusó de «agrandados» y de tener los humos en la cabeza. Según su hermano, las palabras fueron mal interpretadas ya que había querido decir que estaban preparados para entregar un show a gran nivel. Al final, el poco público que asistió (al día siguiente era el recital de Vision Divine y Labÿrinth) los apoyó y Polimetro se fue entre aplausos. Incluso anunciaron la grabación el tema Episodios para hacer un video clip. Desafortunadamente la idea no llegó a puerto.
El 2001 se vino para Polimetro con enormes expectativas, para ellos y para su público. Sacarían el álbum via NEMS para México y Argentina, se importaría a Japón, llegarían copias a Europa, participarían en el disco tributo a la banda pionera del Heavy Metal en Argentina, V8, «Tributo a V8 – V8 No murió» con el tema Tiempos Metálicos, junto con Barón Rojo, Ataque 77, entre muchas otras. Desde Chile, lograrían entrar al mercado internacional. Darían los pasos claves para su carrera en el extranjero. Ese año Balazs les ofrecería hacer un segundo disco y, con estos tremendos desafíos a la vuelta de la esquina, Polimetro se disolvería…

SONRISA AL VIENTO…
…QUE VIENE Y DESAPARECE…
«Había un desorden completo, de ego, de amistad. Era un caos en la banda«. Así se acuerda Carlos Esquivel de los últimos días en que estuvo en Polimetro. A pesar de los años transcurridos desde Fixion, para el bajista Mauricio Espinoza, el concepto de banda estaba errado. «Para mí una banda es un grupo de amigos, no un grupo de músicos tratando de ser amigos«, aunque en un principio las relaciones hayan sido buenas. ¿De qué otra forma abrían aguantado juntos todos estos años? «La gente va cambiando igual que la música«, recalca.
La mala convivencia fue la razón de la salida de Patricio y Carlos y el abrupto final de Polimetro. Pato estaba aburrido que sus ideas no fueran consideradas en el núcleo, por lo que el proceso compositivo se estancó. Entre ellas, la de hacer un disco conceptual y doblar la línea del grupo hacia una más heavy. El ambiente estaba tenso y el roce empezó a ser constante. «Había gente que no estaba dispuesta a hacer cosas (…) Uno llegaba con una idea y te decían no, está malo«. Mauro también recuerda que no se podía hacer nada: «La cosa era destruirse. Si uno traía un tema, fuera quien fuera, los otros cuatro lo destruían. Era como el deporte de la banda«. Carlos: «Todo dentro estaba podrido (…) Sentíamos que la parte Dream Theater estaba manoseada. Queríamos salir de ese hoyo y a los integrantes no les gustó«.
Sucedió que Carlos hizo un largo viaje hacia el norte del país y tuvo que dejar por un tiempo su puesto en la banda, por lo que la búsqueda de un reemplazante, temporal al menos, mientras duraran las ausencias de Esquivel, era necesaria. Se contactó a Hugo Martin. Sin embargo Polimetro, a excepción del batero, por supuesto, encontró que Hugo poseía mayores cualidades y disposición para el grupo, por lo que se integró definitivamente. «Carlos estaba dejando de ir a los ensayos y llegó el momento de decidir«, apunta Mauro. El manager, Aldo Robledo, fue el encargado de informarle la noticia.
«Cuando a Carlos le dijeron «tú te vas», -dice Pato- ha sido lo peor que me han hecho en la vida (…) Puede no ser el mejor guitarrista del mundo, que no lo es, claramente, pero él había hecho todo el trabajo. ¡De los once temas había hecho diez y medio!» El que hayan puesto en el Metropolis «todos los temas compuestos y escritos por Polimetro«, fue por razones de convivencia y comprometer en el espíritu del grupo a los demás miembros, «pero todos en la banda -señala Carlos- sabían que yo era el que los escribía«. Mauricio se defiende: «Los temas que hacían ellos quedaban siempre, los de nosotros no. Además era común que los trabajáramos juntos«. «Si el problema era que yo siguiera -continua el guitarrista-, bueno, ellos lo decidieron así. Me sentí un poco fuera de la cosa y salí humildemente, con abrazos y deseándoles toda la suerte«.
Pero Pato no aguantó. Vio que con la salida de su hermano, el compositor, Polimetro no iría a ningún lado. La música y el metal era lo que Pato amaba, pero no tenía ganas ni motivación de seguir con Polimetro y se marchó. Ensayó dos veces más después de la partida de Carlos. Luego, entró Juliano Scuadrito.

Lo que más le dolió a Carlos fueron las declaraciones de Mauro en un programa de la radio Futuro, dos semanas después de que Pato se fuera. Al ser entrevistado acerca de la partida de los Esquivel, respondió que «no les había dado el culo para seguir con la banda«, en momentos que se proyectaban en el extranjero, con el disco editado fuera y con posibilidades de presentarse en otros lugares.
Mauricio explica sus palabras: «Soñaste toda tu vida con tener un disco y poder tocar afuera (…) Hubo una opción de irse a tocar a Alemania y ellos (Carlos y Pato) dijeron que no porque no podían dejar la familia y sus trabajos (…) Eso se los dije siempre«. Su frustración se hizo notar.
Según los Esquivel, la banda quedó descabezada, sin composición y empezaron a morir. Polimetro tendría un par de presentaciones más, una de ellas, junto a Shaman en el Estadio Chile. El grupo con sus nuevos miembros logró sostenerse haciendo algunos temas, pero pronto Ricardo decidió alejarse del canto, por problemas personales, al igual que Manuel, el tecladista. De ahí Polimetro guardaría los instrumentos y se separaría. «Nosotros no tuvimos nada que ver«, dice Carlos.
«La experiencia que aprendimos fue muy grande -agrega Pato-. Había muchas expectativas y gente que esperaba que fuéramos internacionales, y pudimos haberlo sido. Polimetro fue nuestra escuela internacional, nos dejó mucho«.
«La disolución de Polimetro -termina Mauricio- fue un error regrande de todos. Lo que pensé en su momento no estuvo mal, pero sí la decisión. Debimos seguir tocando (…) Asumo mi parte por haber dicho lo que dije y espero que los demás hagan lo mismo«. También se enorgullece de lo hecho en la banda. «Hicimos cosas que no se habían hecho antes en Chile«.
EL ARRIBO DE LA LUZ
«Mythology le tapa la boca a los que piensan que Pato y Carlos se fueron de Polimetro porque no se la pudieron» – Freddy Cortez, abril 2003
Tan pronto como salieron de Polimetro, Carlos y Patricio Esquivel empezaron a buscar gente para una nueva banda y materializar sus ideas antes no concretadas. Unas cuantas cosas tenían claras. Primero, el grupo sería de Heavy Metal moderno; segundo, para el disco próximo hablarían de la cultura precolombina, materia que Pato había estado estudiando, y, por último, que las letras serían en inglés, algo totalmente inédito en sus trayectorias. «El inglés -dijo Patricio en su oportunidad- te abre fronteras, territorios a que el castellano no puede llegar. Nos encantaría algún día ir a tocar a Japón o a Europa, sería increíble… y con el castellano ni siquiera puedes ir a Brasil, Argentina como máximo.»
El cantante que se les unió fue Freddy Cortez. «Yo lo tenía fichado de a que tiempo«, reconoce Pato. A Freddy lo conocía porque había estado un una banda paralela con él y Hugo Martin, el mismo que sustituyó a Carlos, cuando Polimetro estaba con el disco recién sacado. Dice Freddy que no tuvo ningún profesor con nombre ni apellido, sino maestros «en silencio». «Estudiaba todos los días, me encerraba en mi casa escuchando a André Matos, a Timo Kotipelto, Michael Kiske. Llegaban los pacos, los vecinos dejaban constancia y me fui preso alguna vez«. Freddy venía de Orion y las presentaciones que hizo con este grupo fueron las que le dieron cancha para entrar luego al proyecto de los Esquivel.

Ese mismo mes, en junio del 2001, conocerían al tecladista de Buin llamado Aníbal González. Ultrafanático de Yngwie Malmsteen, el Blues y la música barroca, cuando se editaba el cd de Polimetro, él hacía lo suyo en una banda tributo a Pink Floyd.
Al mismo tiempo entró el bajista Carlos Cid, quien el 2000 hizo sus maletas desde Coihaique para prepararse, con el maestro Claudio Vivar, con el propósito de entrar al Conservatorio de la Chile. Ese año tuvo dos clases a la semana y siete horas diarias de práctica. En la prueba «eran quince minutos los que había que tocar y tenía 18 años… Entre super viejo y era casi imposible que quedara«. Cid logró entrar con otras tres o cuatro personas, Sin embargo, el rock pesó más que la música docta y decidió seguir con el bajo, que practicaba desde los 17, dejando un lado la guitarra clásica.
La escena metalera de Aysén se mantiene aunque muy pequeña, «como una llama a punto de apagarse«. Carlos la describe principalmente, como black y death metalera, con pocas bandas, sin infraestructura ni lugares donde puedan ensayar y en un año «ni siquiera hay dos tocatas, una con suerte«. Ya que Internet no está desarrollado como en Santiago (en Magallanes, por ejemplo, aún no ha llegado la fibra óptica), la música se pasa en cassettes y los metaleros se comunican por cartas con los demás del país.
La ventaja de tener una escena incipiente es que no pasa lo que en Santiago. «Es muy unida. En Santiago están como todos disgregados. Los Black con los Power se odian y hablan unos contra otros. Allá son tan pocos que tienen que estar unidos. Si no, prácticamente no existiría una escena«.
El guitarrista Nicolás Munizaga fue el último en integrar las filas del grupo en octubre. Quien empezó a tocar a los catorce, como desafío personal y autodidacta, en el colegio formó un trío en el que interpretaban covers de Satriani y Steve Vai. Luego tuvo clases con Rodrigo Contreras de Criminal y en talleres de Alejandro Silva, pero con el que más aprendió fue con el guitarrista de Shrink, Franco Lama. «Me enseño todo el concepto melódico«. Nico entró gracias un aviso que la banda había puesto en la Rockaxis. «Le contesté al Aníbal y me hizo cagar en la audición«.
A esas alturas, la banda ya tenía un nombre. Se le conocería como Mythology…
EL AUGE DEL REINO DEL SOL
Meses de trabajo silencioso, sin conciertos ni presentaciones, fueron los que siguieron para el sexteto, enfocado en las composiciones y preparando la temática del álbum que vendría. Pato había optado, mucho tiempo antes, por hacer un concepto relacionado con la cultura del Imperio Inca, sin tratarse de un enfoque épico europeo. «Nosotros tuvimos una cultura valiosa. Los europeos sí, pero los Incas nunca fueron guerreros, y su sabiduría es admirable (…) Las culturas de América fueron del alma, no guerreras, y aquello no se ha explorado. Queremos que el espíritu de Latino América trascienda en nuestra música, un gran ser mitológico que no lo tienen los europeos, los gringos ni nadie, sólo nosotros. Por eso nos llamamos Mythology«. Freddy: «La idea de los Incas me encantó porque se logra que un concepto bañe al grupo y lo vivamos (…) Bandas como Rhapsody nos muestran su cultura y quedamos alucinados, nos conquistan. Tenemos una hermosa y no la hemos aprovechado«.
Con el objetivo de facilitar la salida de la banda hacia otros países, todo esto sería narrado con letras en inglés, nada incómodo para Cortez, ya que todas sus influencias, desde Sebastian Bach, Axl Roses, hasta Matos y Kotipelto, han cantado en ese idioma.

En enero del 2002, Mythology entró a los estudios A&N, donde los Esquivel se reencontraron con Kike Yorio, para grabar dos canciones que entrarían en un EP promocional. Estas fueron The Arrival Of The Light y The Island, más una intro, Illumination. The Kingdom Of Sun, así llamado, no fue tirado a la venta, pero sí enviado a estaciones como Radio Carolina y Rock&Pop, además de poner los mp3s en Internet. Así se expusieron a la crítica, con buenos resultados.
«…Les aseguro que los nacionales Mythology exhiben prolijidad sin perder ninguna pizca de potencia, sino por el contrario, gran técnica mezclada con melodía, enganche y poder. Así, Mythology entra en el campo que se encuentran bandas como Elegy, Symphony X y Angra» PowerMetal.cl, mayo 2002.
Este EP y, en gran medida, el atractivo de tener en sus filas a los ex Polimetro, Carlos y Patricio, le sirvió al grupo ser considerado para el concierto de lanzamiento del disco Dead Kings From The Unholy Valley de Six Magics, realizado el 6 de julio de ese año en la Laberinto. En lo que se trató el debut de Mythology en un escenario, interpretaron seis canciones, incluyendo los dos del EP y un emotivo medley de Polimetro que trajeron a la memoria ya clásicos como Fábulas, Episodios, Luz y Sombra y Sola. El resto del número trató de los temas que aparecerían en el LP, algunos anunciados con nombres tentativos (2000 Years, después Power Of Wisdom).
De inmediatamente después se pusieron cabeza abajo en las grabaciones y mezclas del álbum, en los Estudios Yorius de Kike Yorio para lanzarlo, con o sin sello, en agosto. Sin embargo, la intromisión de problemas extramusicales, familiares, retrasos, imprevistos, etc., además de una ida a Concepción con Bloden Wedd, hizo que la fecha de término de la producción se postergara una y otra vez.
Tampoco les convencían las propuestas de contrato que les llegaron de sellos nacionales. Decidieron editarlo y distribuirlo de forma independiente hasta que llegara una mejor oferta (Desafortunadamente para Mythology, esto aún no ha sucedido).
The Kingdom Of Sun, igual que el EP, fue el nombre elegido para el disco que salió, por fin, en diciembre del 2002. Mythology logró entregar un trabajo variado en recursos musicales pero homogéneo a la vez, con canciones tan distintas como la tradicional Power Of Wisdom y la atípica Last Breath, pero unidas por el talento y personalidad de Aníbal en los teclados, las voces de Freddy y, sobre todo, por el concepto del disco que mezcla la cultura Inca con historia, ciencia-ficción, extraterrestres, etc.

La historia trata de un indígena y jefe de una tribu, Manca (o Manco Cápac), que con la sabiduría y las revelaciones de Falgar, un maestro del planeta Namybion, creador y padre de los seres humanos, levanta el fabuloso Imperio Inca. Después se ve amenazado por la invasión y ambición de los conquistadores españoles, quienes en realidad descienden de una raza hostil que habitaba en el cuarto planeta del Sistema Solar (PowerMetal.cl, enero 2003).
Eligen el tema A Lake Of Lie como single, el cual sonó en Radio Carolina, Rock&Pop y Rockaxis en Los 40 Principales.
La primera actuación de Mythology con el The Kingdom Of Sun a la venta fue en el Tributo al Rock Finlandés el 5 de enero pasado, con Burning Tears, Alta Densidad y Six Magics. Luego hicieron tocatas en la House Of Rock, dos durante febrero y otra en abril. Participaron el 4 de ese mes en el festival que conmemoró el segundo aniversario del programa Metalogia de Valparaíso, como invitados estelares, realizado en el puerto y con la participación de Sanctuary (tributo a Iron Maiden) Anoxia, Ethernia y Noctus.
En esta actividad se aproximó mayo y para Mythology la oportunidad de mostrar su música en vivo en un concierto más masivo. Este fue el de Hammerfall en el Estadio Chile, en su tercera visita al país desde 1999. Les tocó el turno de abrir la noche ante 2 mil 300 asistentes. Ha sido, hasta ahora, la presentación más importante del grupo que incluyó un recuento de clásicos de Queen, Rainbow, Deep Purple, Judas Priest Helloween, un acto de magia de Freddy Cortez al desaparecer en un dos por tres debajo del escenario después de dar un salto en la tarima, durante A Lake Of Lie, y la grabación de imágenes para editar un video clip de The Island.
¿Qué esperanzas tienen con Mythology? Para Carlos, el guitarrista de Fixion que se enfermó durante la gira por Perú, el mismo que en el clip de Amor Eterno encarna a Yngwie Malmteen, al que André Matos acompañó en el lanzamiento de Polimetro… para él, todas las esperanzas. Según su impresión el grupo está en un muy buen pie anímico, de amistad, de creación, proyectos, etc. La ambición de Mythology es clara… y grande. «Dios quiera, nos ayude a llegar a Europa, a estar en Japón, en mercados grandes donde la banda pueda vender hartos discos. Queremos dar grandes pasos«.
¿Cuál es la promesa de Mythology para lo que viene? Tener un nuevo disco para el 2004. Pato: «Vamos a encontrar lo que siempre hemos buscado y nunca logrado», en música y creación. Eso, asegura, está en todo Mythology. «Hemos logrado, por una vez en la vida, el equipo ideal». Es la banda definitiva con la que van a cumplir sus metas. Hasta ahora han trabajado sin manager, con nadie de por medio. Para Carlos, la banda tiene un grupo excelente, bien unido y compenetrado, en lo que es música, en hacer cosas, organización. «No va a ver ningún cambio de acá a lo que queremos lograr».

Formación Mythology:
Freddy Cortez: vocales
Carlos Esquivel: guitarras
Nicolas Munizaga: guitarras
Patricio Esquivel: batería
Carlos Cid: bajo